ABIERTAS AL MUNDO: Priscila Bravo y Valeria Olivo
¿A qué desafíos se enfrentan las personas que llegan a Polonia desde países de América del Sur? ¿Cómo encontrar el equilibrio entre adaptarse a la vida en el extranjero y mantener la propia identidad cultural? En esta nueva entrevista conversamos con las fundadoras de la comunidad Latinas en Polonia: Priscila, de Ecuador, y Valeria, de México.
CRACOVIA ABIERTO AL MUNDO: Gracias por unirse a nuestro proyecto. ¿De dónde son exactamente?
VALERIA OLIVO: Soy de México, y mi historia migratoria empezó cuando tenía apenas tres meses. Nací en la Ciudad de México, pero luego, por el trabajo de mi papá, nos mudamos al sur del país. Mi infancia transcurrió en Coatzacoalcos, una ciudad portuaria al sur de Veracruz. Es un lugar súper caluroso (¡en verano hasta 40 °C!) y por casi 18 años viví rodeada del mar, su clima y sus paisajes… Soy la menor, tengo dos hermanas mayores y una hermana gemela. Después de terminar la prepa me mudé a Puebla, en el centro del país, donde estudié arquitectura. Viví ahí nueve años, adaptándome al clima y a la gente. En México se dice que la gente del sur es incluso más alegre y expresiva que el mexicano promedio.
CAAM: Entonces, ¿es verdad que la gente de la costa mexicana —“gente del mar”— es especialmente extrovertida?
VO: Sí. Dentro de México las personas somos muy distintas en la manera de hablar y expresarnos. Mi familia viene originalmente de Michoacán, en el centro. Pero puedo decir sin duda que mis raíces, mi corazón, están repartidos por todo México.
CAAM: ¿Llegaste a Cracovia directamente desde México?
VO: Antes viajé por Europa y pasé un año en Barcelona estudiando arquitectura sostenible. Fue una experiencia increíble: conocí personas de todo el mundo, abrí la mente, desperté la curiosidad y entendí lo valiosa que es la diversidad cultural.
CAAM: ¿Y tú, Priscila?
PRISCILA BRAVO: Soy de Ecuador, de Cuenca. Es una ciudad pequeña, pero dicen que tenemos un corazón enorme. Hay dos ciudades en el mundo que se llaman Cuenca: una en España y la otra en Ecuador. Por eso siempre aclaro que soy de Sudamérica.
Ecuador está dividido en cuatro regiones, cada una con su propio clima, su gastronomía y su cultura. Cuenca está en la sierra, así que crecí acostumbrada a la altura. No tenemos clima tropical ni altas temperaturas, pero en invierno solo llueve más. En general, Ecuador es un país católico y Cuenca es más conservadora aún.
CAAM: ¿Por qué viniste a Polonia?
PB: Al terminar mis estudios vi en Internet información sobre la Jornada Mundial de la Juventud en Polonia en 2016. El programa me llamó la atención y pensé: ¿por qué no? Vine a Cracovia con un grupo de 30 personas de Ecuador y fue una experiencia maravillosa. Conocí gente de Polonia y de muchos países, todos muy amables aunque no habláramos el mismo idioma.
Cuando regresé a casa pensé que sería una gran oportunidad estudiar una maestría en el extranjero y en otro idioma. Como ya tenía amigos en Polonia, que podían apoyarme si lo necesitaba, decidí venir a estudiar aquí. Viví primero en Siemianowice para adaptarme, luego estudié en Katowice. Con el tiempo viajé, conocí a más personas y empecé a querer profundamente a Polonia. Ese fue el primer capítulo de mi historia en este país… El segundo fue que encontré el amor. Por eso decidí quedarme.
CAAM: ¿Tu pareja es polaca?
PB: Sí, ahora es mi esposo. Nos conocimos en un encuentro internacional. Es increíble cómo la vida toma rumbos que uno no planea. Nunca pensé que fuera mi caso, pero soy muy feliz.
CAAM: ¿Y cómo terminaste viviendo en Cracovia?
PB: Conocí Cracovia durante la JMJ 2016 y guardaba recuerdos hermosos. Además es una ciudad grande, con oportunidades laborales, cómoda para vivir y perfecta para viajar. Así que con mi esposo decidimos establecernos aquí.
VO: En mi caso conocí a mi esposo polaco cuando estudiaba en España. Su amor me inspiró a mudarme a Polonia. Es increíble cómo una decisión, tomada con el corazón, puede cambiarte la vida.
CAAM: ¿Otra historia de amor?
VO: Sí. Como dijo Priscila, cuando llegas a un país nuevo depende mucho de la gente que encuentres. A veces aparece un ángel de la guarda que te ayuda con todos los trámites, la burocracia… Ese fue mi esposo.
Luego vino la pandemia, cada uno volvió a su país. Yo regresé solo tres meses a México, pero esa distancia me ayudó a entender qué quería realmente. Pensaba volver definitivamente a México, pero durante el confinamiento decidí darle una oportunidad a Europa. Después de terminar mis estudios nos vinimos juntos a Polonia.
CAAM: ¿Y cómo les fue al inicio?
VO: Los primeros meses fueron estresantes: después de la universidad tenía solo 3 meses para encontrar trabajo. Pero me arriesgué y valió la pena.
PB: Depende del país. En el caso de Valeria podía quedarse solo 3 meses sin trabajo. Yo necesitaba visa.
VO: Exacto. Ahora los mexicanos no necesitan visa para Europa, pero eso podría cambiar. Por suerte encontré trabajo en una empresa polaca como arquitecta. Fue difícil: primera experiencia laboral, idioma nuevo, vocabulario técnico y otras metodologías. Pero fue muy valioso para mi desarrollo. Luego cambié de trabajo y ahora estoy en una empresa estadounidense con un equipo internacional.
¡Ya casi cinco años en Cracovia! Tengo un gran trabajo y un esposo increíble. Estoy muy agradecida a este país.
CAAM: ¿Se sienten bien recibidas por la gente de aquí? ¿Qué es lo que más les gusta o sorprende de Polonia?
PB: Siempre que conozco a alguien nuevo me pregunta: “¿Pero por qué Polonia?”. Y yo digo que no existe el lugar perfecto. Nunca voy a renunciar a mis raíces, pero hay que encontrar donde una es feliz, y yo me siento muy bien en Polonia. Vivo aquí desde hace casi ocho años.
Me sorprendió lo conservadora y religiosa que es la sociedad polaca, a veces incluso más que en Sudamérica. Eso me hizo sentir que no somos tan diferentes.
Otra sorpresa fue la comida: al inicio todo era muy grasoso o ácido para mí. Ahora ya me acostumbré. Y bueno, también modifiqué un poco las cosas… Por ejemplo, ¡como pierogi con arroz! A mi esposo al principio le parecía rarísimo, pero ya entendió que así encontramos equilibrio cultural.
La música también es muy importante para nosotros: salsa, merengue, reggae… la escuchamos todo el día. Aquí me sorprendió que después de cierta hora ya no se puede poner música fuerte. Para mis amigos polacos era raro que yo necesite música para todo. Pero son diferencias culturales lindas.
VO: Hay muchos estereotipos, pero yo percibo a los polacos como más delicados y menos personales al inicio. En México saludamos con beso o abrazo hasta a desconocidos. En Polonia noto que cuando hay confianza, esa energía latina se contagia, pero igualmente yo me he vuelto más tranquila aquí.
Y aprendí algo muy valioso: en Polonia la gente es muy directa, pero con respeto. Y eso me encanta. La asertividad es difícil en Latinoamérica; aquí se aprende.
PB: En Ecuador también somos muy expresivos. Cuando daba un beso al saludar, la gente en Polonia se confundía. Después entendí que es por respeto al espacio personal. No es falta de cariño, es cultura.
VO: Lo importante es entender esas diferencias. Y también valorar lo que compartimos: orgullo por las tradiciones, familia, historia…
CAAM: ¿Hay algo que extrañan de sus países?
VO: Más que comida, lo que extraño es compartir mi cultura. Vivir lejos me hizo sentir más responsable de mantener mis tradiciones y transmitirlas. Me encanta cocinar recetas mexicanas y compartirlas con amigos polacos.
PB: Extraño a mi familia y la comida típica. Pero lo bonito es que cuando llevo a mi esposo a Ecuador, también le muestro nuestras tradiciones. Y él prueba de todo: cuy, ceviche, llapingachos… Aunque el cuy al principio fue shock. Pero es una experiencia muy linda para los dos.
Fot. Piotr Wojnarowski - Kancelaria Prezydenta
CAAM: Para los polacos, comer cuy debe ser sorprendente…
PB: Sí, claro. En Polonia el cuy es mascota. En Ecuador es un animal criado para consumo, como el conejo en Europa. Y solo se come en ocasiones especiales porque es caro.
CAAM: Hablemos de su proyecto. ¿Así nació Latinas en Polonia?
PB: No nos conocíamos desde el inicio. Una amiga nos presentó y empezamos a conversar, especialmente trabajando juntas en cafeterías. Hablábamos de nuestras experiencias en Polonia.
VO: Nos dimos cuenta de que había muchas mujeres latinoamericanas en Polonia haciéndose las mismas preguntas. Queríamos crear un espacio donde pudiéramos apoyarnos.
PB: Así surgió la idea de abrir un grupo en Facebook. Al principio éramos unas 20. Luego empezamos a ver que había muchísimas necesidades en común.
VO: Y un día dijimos: esto ya no es solo una charla entre amigas, sino una misión. Decidimos formalizar la asociación y trabajar por el empoderamiento de mujeres latinas en Polonia.
CAAM: ¿Cómo funciona en la práctica?
PB: Hacemos encuentros, talleres, espacios de adaptación. Hay cantantes, escritoras, pintoras, especialistas en marketing… ¡talento increíble! Y todo el mundo quería colaborar. No solo en Cracovia: también en Varsovia, Wrocław, Łódź… incluso en otros países. Por eso abrimos la comunidad también a mujeres de otras nacionalidades que hablen español. Y es inclusiva: mujeres, chicas, personas LGBTQ+. Solo no aceptamos hombres porque no somos una app de citas (risas).
VO:Exacto. Entre mujeres nos apoyamos de una manera especial.
Hoy Latinas en Polonia está en 11 ciudades, con unas 2000 mujeres y más de 20 embajadoras locales. Sin ellas sería imposible manejar todo.
CAAM: ¿Algún proyecto del que estén especialmente orgullosas?
PB: Muchos. Organizamos talleres prácticos: sobre embarazo en Polonia, maternidad, mercado laboral, emprendimiento, cocina latinoamericana… También hacemos “Big Talks” en el Centro Multicultural de Cracovia.
Una actividad muy linda fue un encuentro con una chica mitad polaca, mitad latina, que nos explicaba pequeños detalles culturales, como quitarse los zapatos al entrar a una casa polaca.
VO: También organizamos picnics, juegos de integración, eventos culturales.
Pero lo más grande fue crear un e-book con consejos para mujeres hispanohablantes viviendo en Polonia: “Tips para Vivir Bonito”. Una obra totalmente voluntaria, hecha por mujeres de nuestra comunidad. Es una guía útil y afectuosa.
CAAM: ¿Y cómo ven la integración con las polacas?
PB: Es fundamental. No somos un grupo cerrado. Queremos aprender de ustedes. Imagina llegar sola desde América Latina, sin idioma y sin guía… Por eso es tan importante el apoyo mutuo.
VO: Especialmente para mujeres que no hablan ni polaco ni inglés. Escuchar consejos en tu propio idioma marca la diferencia.
CAAM: Pasemos a Latinoamérica. ¿Qué recomendarían a alguien que quiere viajar a México o Ecuador?
PB: Primero: no crean todo lo que se lee sobre violencia. Hay que saber moverse, pero no vivir con miedo. Planificar, informarse, y disfrutar. Los latinos somos cálidos y hospitalarios.
VO: Eso sí: siempre con precaución, como en cualquier lugar turístico del mundo.
CAAM: Valeria, ¿qué recomiendas ver en México?
VO: Las playas de Oaxaca, Yucatán y Nayarit. La naturaleza de San Luis Potosí, Chiapas y Michoacán. Las pirámides de Chichén Itzá y Teotihuacán son imperdibles.
Pero sobre todo: ¡sal del hotel! Habla con la gente, prueba comida en los mercados, conoce tradiciones locales.
CAAM: ¿Tu tradición mexicana favorita?
VO: El Día de los Muertos. Es colorido, emotivo, lleno de vida. Aquí en Cracovia organizo talleres y celebraciones, y la gente lo disfruta muchísimo.
PB: En Ecuador es distinto, más parecido a Polonia. Visitamos cementerios, rezamos, es más solemne. Pero también tenemos comida típica para ese día.
CAAM: ¿Y Ecuador, Priscila? ¿Qué vale la pena visitar?
PB: La naturaleza: montañas, paisajes increíbles. Recomiendo la Amazonía ecuatoriana, especialmente el Parque Nacional Yasuní, uno de los lugares más biodiversos del mundo. Y si puedes ir a Galápagos… es inolvidable.
También hay muchas fiestas, carnavales, tradiciones. Todo depende de lo que te guste.
CAAM: ¿Cómo comparan Polonia y Latinoamérica?
VO: Polonia es maravillosa y muy variada. Zakopane es como sacado de un cuento. Siempre recomendamos viajar por el país.
PB: Las tradiciones polacas son preciosas. Me encantan las palmas de Pascua, los trajes de Cracovia, las szopki navideñas.
CAAM: ¿Su lugar favorito de Cracovia?
PB: Kazimierz. Tiene un ambiente artístico y relajado.
VO: Podgórze. Amo la iglesia de Rynek Podgórski; parece un castillo de Disney versión polaca.
CAAM: ¿Planes para el futuro? ¿Se quedan en Cracovia?
PB: Por ahora sí, pero me gustaría que algún día mis hijos puedan conocer Ecuador y vivir allá un tiempo también. La adaptación debe ser mutua.
VO: Yo extraño muchísimo a mi familia. Eso es lo más duro de emigrar. Quizá algún día vivamos más cerca, pero por ahora Polonia es un buen lugar para vivir: seguro, estable, bonito.
PB: La atención médica también es muy accesible, algo que en Latinoamérica no siempre ocurre.
VO: Y Polonia se está volviendo cada vez más diversa, lo cual es una riqueza. Espero quedarme, crecer profesionalmente y seguir construyendo nuestra comunidad latina.
PB: ¡Tenemos grandes planes y Cracovia es el lugar perfecto para hacerlos realidad!
CAAM: ¡Muchas gracias por la conversación y mucha suerte!